La importancia del sueño

 La peor pesadilla de muchas madres es que su bebé se despierte por la noche. Y es normal, puesto que interrumpe el descanso de los padres, que luego estarán todo el día funcionando a medio gas, y después no suele ser nada fácil calmar al pequeño para que vuelva a dormirse.

Esto es lo que le ocurrió a Etsuko Shimizu con su hija y por eso decidió estudiar para ser puericultora y especializarse en sueño infantil. Ahora, tras desarrollar su propio método para lograr que los bebés duerman por las noches, ha publicado sus conocimientos en un libro titulado “Dulces sueños”. Porque “soportar que el niño no duerma no resuelve nada, los padres tenemos que pasar a la acción para intentar solucionarlo”, afirma Shimizu.

El reloj biológico de los bebés empieza a funcionar alrededor del mes de vida, y no es hasta los tres o cuatro meses cuando empiezan a diferenciar entre el día y la noche.

¿Por qué se despierta mi bebé?

Lejos de tener hambre, frío, calor u otra causa externa, la mayoría de las veces que los bebés se despiertan por la noche lo hacen empujados por causas mucho más internas, y el origen de estas debemos ir a buscarlo en la estructura de su sueño y su desarrollo psicológico.

El reloj biológico de los bebés empieza a funcionar alrededor el primer mes de vida, y no es hasta los tres o cuatro meses cuando empiezan a diferenciar entre el día y la noche.

Durante esta fase, es normal que su reloj se vaya desajustando, sobre todo si tenemos costumbres poco indicadas para conciliar el sueño.

Dejarle dormir demasiado por la mañana, dejar que se duerma con los padres por la noche mientras estos ven una película, o encender la luz cuando entras en su habitación cuando se despierta por la noche son algunos de los errores más frecuentes que cometemos los padres.

Rutinas para dormir

 Para favorecer que el bebé descanse, lo que tienen que hacer los padres es ayudar al bebé a entrenar su reloj biológico y adoptar unas buenas rutinas para ir a dormir. Los bebés y niños pequeños necesitan rutinas para ir a la cama, y eso es de lo más normal. En este sentido, los padres deben ser inteligentes e instaurar una rutina que realmente ayude a que la criatura se duerma.

No hay que estimularlos antes de ir a dormir

Si escogemos una rutina demasiado estimulante, como jugar o contar un cuento, acostarlos puede complicarse o demorarse. De este modo, estamos reforzando que el niño necesite la intervención de un adulto para conciliar el sueño. Así pues, lo que no debemos hacer es escoger rutinas que impliquen prestarle una atención especial.

He aquí el método Shimizu, resumido en tres pasos:

  1. Despiértalo pronto por la mañana

Para ello, descorre las cortinas para que entre luz natural y, si con eso no se despierta, muévelo suavemente hasta que abra los ojos por sí mismo y mire a su alrededor. Durante el día, lo más recomendable es que esté en una habitación distinta a la que usáis para dormir. La clave es que el bebé perciba un entorno iluminado y dinámico durante el día y oscuro y calmado por la noche.

A partir de los dos meses, asegúrate de que tu bebé haga sólo tres siestas: una por la mañana, otra al mediodía y otra por la tarde.

  1. Regula las siestas

A partir de los dos meses, asegúrate de que tu bebé haga sólo tres siestas: una por la mañana, otra al mediodía y otra por la tarde. De este modo, favoreceremos que el bebé vaya ajustando los horarios del sueño y su reloj biológico.

  1. Los mimos como rutina para ir a dormir

En vez de adoptar una rutina estimulante, hacerle mimos y caricias en su habitación en penumbra puede ser una estupenda rutina para acostar a los bebés. Háblale en voz baja y céntrate en tu hijo: además de conseguir que se duerma estarás ayudando a fortalecer su autoestima. Recuerda que como muy tarde a las 9 de la noche tiene que estar acostado y los mimos suelen alargarse una media hora.

Leave a reply