En los últimos años, se ha observado un preocupante aumento en las tasas de suicidio entre las personas mayores. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España, el suicidio en este grupo de edad aumentó en un 8.8% en el período de 2017 a 2021. En 2021, 1,235 personas mayores de 65 años perdieron la vida por suicidio. Si bien las personas mayores representan alrededor del 20% de la población total en nuestro país, los suicidios en este grupo constituyeron el 30.85% del total. Y este problema no es exclusivo de España; a nivel mundial, las tasas de suicidio son muy altas entre las personas de edad avanzada. Un fenómeno que ha puesto el foco y ha abierto el debate en la importancia de abordar la salud mental en las personas mayores.
Factores de riesgo
Además de los datos alarmantes sobre el suicidio, existe una alta prevalencia de trastornos mentales en la vejez, siendo la depresión uno de los más comunes. Para abordar este problema, es crucial comprender los factores de riesgo. Estos incluyen el modelo tradicional de masculinidad: los hombres mayores a menudo enfrentan dificultades para expresar sus emociones y buscar ayuda, lo que puede aumentar el riesgo de suicidio. Además, a medida que las personas envejecen, a menudo se vuelven más conscientes de su propia mortalidad, generando angustia y preocupación. Este sentido de vulnerabilidad se ve agravado por el aislamiento social y familiar, así como la falta de interacción social. Por otra parte, las enfermedades crónicas o terminales, que causan dolor incontrolable, la pérdida de funciones físicas y la percepción de dependencia, pueden aumentar significativamente los trastornos mentales.
Interacción social
Aproximadamente el 40% de las personas mayores reporta sentirse solas, sobre todo tras la viudedad o pérdida de seres queridos. Tener una red de apoyo limitada puede llevar a la sensación de aislamiento, que a su vez puede aumentar el riesgo de depresión y ansiedad en este grupo de edad. Es por eso que promover la interacción social se ha convertido en una estrategia fundamental para mejorar su bienestar.
La interacción intergeneracional, en particular, ha demostrado tener un impacto profundamente positivo en la salud mental de las personas mayores. Cuando estas interactúan con niños, experimentan una sensación renovada de vitalidad. La risa y la alegría compartida con los más jóvenes pueden actuar como poderosos antídotos contra la depresión.
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