Con el objetivo de evitar embarazos no deseados, organizaciones del mundo de la medicina y de la farmacia han pedido que las mujeres puedan acceder sin receta a uno de los dos tipos de píldoras anticonceptivas que hay disponibles. Argumentan que se trata de un derecho de las mujeres y que es un método eficaz. Las entidades que han solicitado esta medida son la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), que aglutinan a más de 25.000 profesionales sanitarios. La iniciativa ya se ha puesto en marcha en Reino Unido y sigue las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De esta manera, médicos y farmacéuticos reclaman que las mujeres no tengan que ir a los Centros de Atención Primaria (CAP) para poder acceder a unos fármacos concretos, los de gestágenos, que deben tomarse cada día y de manera ininterrumpida. Aseguran que son eficaces, seguros y que no plantean problemas secundarios de salud para las mujeres que se los toman.

La píldora solo de gestágeno es el segundo método anticonceptivo más utilizado en España, después del preservativo, que lo utiliza un tercio de los hombres en edad fértil. Los equipos sanitarios y farmacéuticos señalan que todavía es necesario empoderar a las mujeres en la decisión de cuándo quieren tener descendencia y qué método anticonceptivo quieren utilizar.

Embarazos no deseados

Según datos de los facultativos, en España, una de cada cuatro mujeres está en riesgo de tener un embarazo no deseado. Muchas se enfrentan a dificultades para acceder a los métodos anticonceptivos y la posibilidad de poder tomar la píldora sin necesidad de receta ayudaría a reducir los 88.000 abortos que se practican cada año, además de permitir a las mujeres planificar mejor su maternidad y de paliar el colapso en los ambulatorios.

Las sociedades científicas destacan que eliminar las barreras para acceder a la píldora beneficiaría sobre todo a las mujeres en situación de más vulnerabilidad, entre las que citan a menores, extranjeras, rurales o de menor nivel educativo, entre otras. En este sentido, piden que Sanidad financie los fármacos y que se hagan campañas de concienciación dirigidas a adolescentes.

Según una encuesta, el 52% de las mujeres de entre 18 y 45 años ha intentado comprar alguna vez la píldora sin receta. El 26% tuvo que dejar de tomarla por no poder ir al médico y, de estas, seis de cada diez consideraron que tenían riesgo de embarazo, mientras que una de cada diez se quedó en estado sin desearlo por este motivo.

Un derecho de la mujer

La coordinadora del Grupo de Atención a la Mujer de SEMERGEN, María Blasco, defendió en la presentación de la medida a la prensa que “no tiene sentido que una mujer, una vez ha tomado su decisión anticonceptiva, tenga barreras para ejercerla”.

Por su parte, el vicepresidente de SEFAC, Eduardo Sauté, ha subrayado que la anticoncepción “es un derecho que tiene la mujer para planificar su salud sexual y reproductiva” y “no debería verse a priori como un criterio de tratamiento médico”.

El coordinador del Grupo de Salud de la Mujer de SEMG, Lorenzo Armenteros, ha remarcado que “un envase está alrededor de lo que puede costar uno de paracetamol. Lo lógico sería que estuviera financiado por la Seguridad Social, es un derecho”.

Por todo ello, las sociedades médicas han optado por facilitar los anticonceptivos orales de gestágenos, en concreto, la píldora de desogestrel 75 microgramos. El otro tipo de píldora es la que combina estrógenos y progestonas. La primera tiene un perfil de seguridad mayor y efectos secundarios muy leves.

Control farmacéutico

Recalcan que el cuidado de la salud reproductiva, cuando no hay patologías asociadas, no supone un problema de salud, por lo que su tratamiento no debería ser un criterio médico. Así, en un escrito pactado por los impulsores de la medida, destacan que “los exámenes pélvicos y mamarios, las pruebas de detección de cáncer de cuello uterino y las pruebas de detección de infecciones de transmisión sexual no son necesarias antes de iniciar la anticoncepción hormonal y no deben usarse como razones para negar su acceso”. También recuerdan que “los farmacéuticos pueden evaluar de manera eficiente a las mujeres para el uso seguro” de esta píldora, como ya hacen con la anticoncepción de urgencia, la llamada píldora del día después. Los firmantes defienden que la dispensación de este medicamento se realice bajo la supervisión y el control de las farmacias, basando su intervención en la comunicación y en la derivación al médico si es necesario.

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