Un estudio revela que el ayuno intermitente es la clave para perder peso de forma saludable

Un estudio del Colegio Médico de Harvard ha revelado a qué hora se adelgaza más y ha concluido que el ayuno intermitente es la clave para perder peso de forma saludable.

Para llegar a esta conclusión, los médicos tienen en cuenta el denominado ritmo circadiano, que se basa en los cambios físicos, mentales y conductuales del ciclo diario, según la luz y la oscuridad. Por ejemplo, dormir por la noche forma parte del ritmo circadiano.

Según esta teoría, conviene seguir dos normas: limitar la franja horaria de las comidas y empezar temprano. Los mejores resultados se dan entre las 7 y las 15 horas, y entre las 10 y las 18 horas.

Los investigadores apuestan por el ayuno intermitente, que consiste en no comer en determinados periodos. La modalidad más conocida es la del 16/8, que se centra en ingerir alimentos durante una franja de 8 horas y ayunar las 16 restantes. Lo más frecuente es omitir una comida y tomar una infusión, café o caldo de verduras durante el ayuno.

Al limitar las horas en las que comemos, disminuimos las calorías que tomamos. El ayuno tipo 16/8 supone una reducción de entre 300 y 500 kilocalorías diarias, y hace que el organismo queme las reservas de grasas.

El ayuno intermitente tiene otras ventajas: reduce la inflamación, disminuye el nivel de azúcar en sangre, mejora el sistema inmunológico y fortalece la salud cardiovascular.

El plato ideal para perder peso de forma saludable

Sobre los alimentos a ingerir, el estudio aconseja seguir la “regla del plato de Harvard” para la comida, que propone llenar:

– La mitad del plato con verduras y hortalizas.
– Una cuarta parte con proteínas, como carne, pescado o legumbres.
– La otra cuarta parte con carbohidratos, por ejemplo patatas, pan, cereales, arroz o pasta.

Cuándo no es adecuado hacer ayuno intermitente

Los expertos desaconsejan el ayuno intermitente en el caso de:

– Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
– Enfermos con diabetes avanzada.
– Personas que hayan tenido trastornos alimentarios, como anorexia y bulimia.

Otro estudio de la Universidad Johns Hopkins apuesta por cenar al menos cinco horas antes de acostarse. Argumenta que, al adelantar la última comida, se duerme mejor y se potencia la quema de grasa durante la noche, mientras que cenar una hora antes de ir a dormir ralentiza el metabolismo y aumenta el riesgo de padecer obesidad.

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